jueves, 10 de noviembre de 2011

MI POBRE PAÍS BURLADO -2-


SEGUNDA PARTE
“Hay personas que creen que los hechos históricos son producidos por los grandes hombres, y resulta que es al revés; son los hechos históricos los que producen a los grandes hombres”.(Juan Bosch)

Para el Partido Revolucionario Domninicano llegar al poder en el año 1978, no sería únicamente por las luchas populares que presionaron al balaguerismo, sino que se explica también por razones de política exterior. La intervención militar del año 1965 se produjo para impedir el regreso de Juan Bosch a la presidencia, por lo tanto, desde la lógica estadounidense, de nada habría servido la intervención, si Bosch podía regresar en algún momento. Entendiendo que Balaguer se desgastaría en el poder, era preciso tener una alternativa que evitara un triunfo de Juan Bosch, lo cual se lograría dividiendo al partido y enfrentando a sus máximos líderes: Juan Bosch y Peña Gómez.
Un doloroso error lo constituyó el desembarco de Caamaño Deñó en el año 1973, sobre lo cual no abundaré en éste artículo; pero sí diré que fue el detonante para la definitiva división del PRD. A partir de ese acontecimiento se desató una andanada de acusaciones y contra acusaciones sobre una traición a Caamaño que confundió a la opinión pública, cuando en realidad, y a mi modo de ver, ninguno de los dos pudo haberlo traicionado, toda vez que, ni partido ni líderes se habían comprometido con Caamaño y su proyecto.

El caso es que la división fue una realidad y ya el PRD tenía el visto bueno del Norte para acceder al poder, por lo cual Peña Gómez se transformó en un aliado de los "liberales de Washington", como él mismo pregonó y defendió su estrategia, que estaba concebida en el plan de dividir al partido. Pero además se alió y afilió oficialmente a la Internacional Socialista, un engendro creado para confundir a los ciudadanos del mundo; no es más que una de las tantas caretas con las que se disfraza el poder dominante.

PRIMER GOBIERNO DEL PRD 1978-1982
Después de superar los escollos provocados por Balaguer, se juramentó don Antonio Guzmán Fernández como presidente. Presidió un gobierno condicionado por el compromiso asumido con Washington y por la maniobra balaguerista de agenciarse fraudulentamente cuatro senadores que le daban la mayoria. La población, eufórica de alegría por haber salido de la dictadura balaguerista, no comprendía nada acerca de los teje-manejes; más bien vió renacer las esperanzas, una vez más, confiando en que esta vez sí se iba a matar al miedo. Las primeras medidas justificaban tal creencia, pues regresaron todos los exiliados y desaparecieron de la escena los jefes militares y policiales que aterrorizaron durante los doce años.

Pero el PRD no tardó en, definitivamente, enseñar su verdadera naturaleza, y se ponía ya de manifiesto cuánta razón tenía Juan Bosch al asegurar que ese partido se había degenerado. Peña Gómez se quejaba de que don Antonio Guzmán le había dado la espalda; que había aprovechado su liderazgo para ascender a la Presidencia. Salvador Jorge Blanco, desde la Presidencia del Senado, hostigaba a su propio compañero presidente, dadas sus claras aspiraciones presidenciales. La corrupción, tan criticada aunque envidiada al balaguerismo, no tardó en aparecer, lo cual fue el principal motivo de ataque de parte de Jorge Blanco, quien prometía cortar las manos a los corruptos, de llegar al poder; pero también el Partido de la Liberación ÇDominicana aprovechó para denunciar insitentemente y durante todo el trayecto del período, los actos de corrupción, y llegó a dedicar dos tiradas especiales de su periódico Vanguardia del Pueblo, a las que tituló "Albumes de la Corrupción".

Si bien el balaguerismo "institucionalizó" la corrupción en todas sus vertientes, la política de construcciones que emprendió transformó notablemente la fisionomía del país; pero era una fuente inagotable de corrupción mediante el tráfico de influencias para adjudicar los contratos. Esa política no fue seguida estrictamente por el gobierno del PRD. El balaguerismo manejaba la ´política económica y monetaria sin dar prioridad a los empréstitos supervisados por el Fondo Monetario Internacional y era muy arraigada ya las emisiones de dinero inorgánico. Tampoco el PRD dió continuidad a esas políticas, sino que fue en ese primer gobierno perredeísta que se conoció al FMI, y el endeudamiento externo inició su trayectoria ascendente.

A lo que sí el PRD dió continuidad fue al proceso de desaparición definitiva de las empresas del Estado, mediante el saqueo constante. El Consejo Estatal del Azúcar (CEA), entró en un lamentable estado de deterioro de sus ingenios, en momentos de la aparición de un nuevo producto que haría fuerte competencia al azúcar en el mercado preferencial, me refiero al sirop de maíz. El gobierno perredeísta fue advertido por Juan Bosch, de las consecuencias negativas para el país, si no se transformaba la industria, diversificándola a partir de los sub productos de la caña. Se hizo caso omiso y prosiguió el festival de corrupción.

Nadie sabe a ciencia cierta lo que ocurrió; pero don Antonio Guzmán, aquel hacendado que, durante el gobierno balaguerista prefirió botar la leche al río antes que venderla a un precio regulado, terminó su vida y su mandato dándose un tiro. Nada se investigó y todo se ocultó. Por eso, cualquier apreciación que se haga al respecto, carece de validez si no se tienen pruebas contundentes. Lo cierto es que, faltando sólo un mes para entregar el gobierno a su "copañero" Salvador Jorge Blanco, el presidente de la República se quita la vida y todo queda en el misterio. ¿No es doloroso y frustrante?.

CONTINUARÁ...