miércoles, 2 de diciembre de 2009

LEONEL MEDIADOR



Lenoel Fernández mediará en el conflicto colombo-venezolano. En política, indudablemente, se dan situaciones conflictivas salvables e insalvables mediante el diálogo. En unos casos, la voluntad política está presente, pero también puede estar totalmente ausente, porque dicha voluntad, casi siempre, está condicionada por intereses irreconciliables, como son los intereses de clases. La intolerancia, una constante en las clases poderosas, juega un papel central sobre la voluntad, a la hora las grandes disyuntivas, máxime cuando una de las partes ha tomado una decisión que obedece a un plan, desde su punto de vista, crucial para la vigencia de un sistema de dominación regional. Lo antes dicho, se aplica a la situación creada en Sudamérica y, particularmente, entre Venezuela y Colombia.

Una mediación, para un caso de tal envergadura, sólo puede lograr acuerdos frágiles en la forma, porque el fondo nunca será tocado ni admitido por el creador de la crisis. El presidente Fernández tendrá un protagonismo que le puede beneficiar o perjudicar, en la medida que entienda si dialogará con Hugo Chávez y Alvaro Uribe o si con Hugo Chávez y el Pentágono; en la medida que entienda si son o no siete bases militares estadounidenses o colombianas a instalarse en Colombia y que éstas sean realmente para combatir al narcotráfico y a la guerrilla, o para enfrentar el auge del Socialismo del Siglo XXI y, por último, en la medida que entienda que él mismo (la R.D.) será perjudicado en caso que el plan sea para atacar a Venezuela, en primer lugar, y a toda la región como plan final.

No dudo de la capacidad y/o habilidad de Leonel, como tampoco de su comprensión de la situación real, pero si se irrespeta y desconoce a la ONU, OEA y demás instancias representativas de los países del hemisferio, ¿qué puede lograr Leonel que satisfaga a ambas partes y deje conformes a la región y a Estados Unidos?. Considero que la decisión colombiana de ceder su soberanía, sólo puede ser revertida por el propio pueblo colombiano y, aún así, la prepotencia tradicional del poder que siempre invade, sería constante amenaza y la mayor intranquilidad para toda América. Hay una decisión tomada que, en un momento especial que se quiere provocar y cuyo primer paso fue el golpe en Honduras, puede producir acontecimientos especialmente trágicos para una región que ha sufrido y vivido las tragedias de la pobreza y de las dictaduras militares sangrientas a lo largo de su historia.

El reto de Leonel Fernández lo pondrá a prueba: pondrá al desnudo, ya no en su país, sino en toda América y el mundo, su verdadera tendencia política en la medida que lo aprube o desapruebe la opinión de Estados Unidos. Los ojos de América y el mundo estarán puestos sobre él, mientras se comparará su mediación con la de Oscar Arias en el conflicto hondureño. Oscar Arias, por lo menos por pudor, no debió reconocer las elecciones hondureñas, después de haber admitido que Roberto Michelleti no tuvo voluntad política para solucionar la crisis y torpedear, en todo momento, el acuerdo que el propio Arias propició, demostrándose que realmente fue propiciado por el Departamento de Estado de E. U. y que, a pesar de eso, Manuel Zelaya había aceptado. ¿Qué tan prestigiado quedó el Arias Nóbel de la Paz?. Lenoel, debe mirarse en ese espejo, pues hay que admitir que, en el caso hondureño, Leonel ha sido coherente. Al César, lo que es del César.

Buena suerte para Lenel.