domingo, 15 de noviembre de 2009

PUÑALADA TRAPERA AL BOSCHISMO


Cuando el Patrón Oro era la reserva mundial por exclencia, escuché varias veces al prefesor Juan Bosch insistir en la importancia de la explotación de las minas dominicanas, no sólo con el propósito de asegurar las reservas del país, para garantizar la fortaleza de la moneda nacional, sino que a la producción diversificada del oro, debía añadirsele valor agregado para sacar mayor provecho a la comercialización. Recuerdo que proponía preparar y capacitar orfebres que desarrollaran una artesanía altamante rentable que generara empleos y, sin duda, dinamizaría la economía; tendríamos una economía sana y envidiable por otros países. Pero al tiempo que proponía tales cosas, nuestro oro se iba al exterior en lingotes a engordar reservas de otros países, sin que el nuestro aprovechara absolutamente nada: no habían orfebres, no habían reservas en oro en el nivel adecuado, no habían técnicos en minería, la dependencia económica y política estaba en sus mejores tiempos.

Cuando el billete verde sustituyó al oro como reserva internacional, todo el oro producido hasta ese momento, no sólo por nuestro país, sino por todos los países subdesasrrollados, quedó en las arcas de los países desarrollados. Hoy, cuando el dólar se debilita y existe la posibilidad de regresar al Patrón Oro, nuestros países se encuentran incapacitados para aprovechar tal coyuntura, pues parece que nunca imaginaron una crisis que provocaría que el precio internacional del oro se disparara a niveles insospechados, con una tendencia permanente hacia alzas cada vez más rentables.

A República Dominicana, país rico, no sólo en oro, sino en níquel, plata, cobre, tal vez petróleo y varios otros minerales, la situación lo sorprende en la misma posición de los años previos a la sustitución del Patrón Oro, cuando nuestras minas tenían que ser concesionadas, porque no teníamos recursos económicos ni humanos para explotarlas ventajosamente. Aunque las propuestas de Juan Bosch aplicarían de nuevo, no vemos la voluntad política que tampoco existía en aquella época; pero más doloroso es, que esa voluntad política no existe en un gobierno del PLD, partido fundado y cultivado con tanto esmero por el profesor. Se hacen concesiones, precisamente cuando en los países de América Latina, hay una tendencia a la emancipación y a la integración regional, conceptos estos defendidos durante años por el PLD boschista. No cabe duda de que al boschismo se le ha dado la puñalada trapera.

Las discusiones sobre la concesión de la mina de Pueblo Viejo, en Cotuí, se centran en asuntos relacionados a la generación de empleos y de la participación de las provincias involucradas, así como en una participación del Estado que se ve afectada por una serie de facilidades en favor de la empresa canadiense "arrendataria", pues según los voceros gubernamentales y parlamentarios, no se trata de concesión. Pero ocurre, que las condiciones del arrendamiento son tan ventajosas como si se tratara, de hecho, de una concesión, tanto por las facilidades como por el tiempo de duración. Tímidamente se toca el tema medio ambiente, justamente cuando el mundo está inmerso en ese tema tan crucial para la vida humana. No bien salimos, supuestamente, del problema de Los Haitises, cuando nos vamos adentrando en problemas similares.

Un gobierno presidido por Juan Bosch, no sólo no habría caído en semejantes actos de entreguismo, sino que con esa agudeza para prever situaciones, se habría preparado para afrontar los eventos políticos, económicos y sociales desatados desde la aparición de la actual crisis mundial. Por eso, cuando se habla de decepción, se hace con suficientes elementos de juicio y con gran dosis de desesperanza ante un futuro que se está fraguando para beneficio de los privilegiados de siempre; no así para la sufrida población. Lo que se sigue viendo en el panorama nacional, es más de lo mismo: más corrupción, más narcotráfico, más entreguismo y más afectaciones a la naturaleza.

Se están afianzando más y más los intereses foráneos en nuestro país. Cuando, en momentos cruciales determinados por la geopolítica, se hacen concesiones del patrimonio nacional, nadie se imagina que tras las concesiones podemos quedar entrampados en un asunto neurálquico de soberanía; que tras las concesiones de las exploraciones y explotaciones mineras pueden llegar las medidas de fuerza que hoy vemos en Honduras y en los países renuentes a dejarse saquear por los poderosos países desarrollados. Estamos viendo una disposición, por parte de dichos países, a apoderarse de todo el continente, de lo cual estaba muy conciente Juan Bosch. ¿Cuáles políticos de hoy son capaces de orientarnos con aquella clarividencia, elocuencia y capacidad didáctica con que nos acostumbró Juan Bosch en los momentos más confusos de la política nacional y mundial? El dominicano es un país huérfano de líderes. Estamos a merced de los buitres.