lunes, 9 de marzo de 2009

¿FIDEL CON LEONEL O LEONEL Vs. FIDEL?

"Si un enemigo te indispone con tus amigos; si tus amigos te traicionan por culpa de tu enemigo, defiéndete de ambos; pero confía en los que miran silentes, que son los que, en última instancia, te harán justicia."
(De mi propia inspiración. RGV)


Se trató de un encuentro entre un sagaz, experimentado e inteligentísimo político, que hace mucho entró a la História Universal, con un político menos experimentado, pero de una inteligencia excepcionalmente fuera de serie: Fidel Castro y Leonel Fernández. Nadie debió extrañarse que tal entrevista se produjera, cuando ya se habían producido similares con Cristina Fernández, Michel Bachelet, y los presidentes de Honduras, Panamá y Guatemala. Por lo menos yo, aseguro, no me sorprendí en lo absoluto, que se produjera, pero tampoco de la forma y el fondo. He escuchado muchas opiniones, incluso de izquierdistas enfermizos, criticando las Reflexiones de Fidel por sus valoraciones sobre Leonel; mientras que leonelistas, unos se han perdido en el laberinto de la pasión y otros han hecho análisis más concienzudos. Aquí va el mío:

Ya lo inicié con los párrafos que encabeza el tema, el cual debe explicarse repasando un poco la historia de las relaciones de Cuba con los demás países de su región. Todos sabemos que, con excepción de Méjico, todos los demás gobiernos de la región se alinearon al de Washington contra Cuba. Para que durante cincuenta años un régimen se sostenga contra viento y marea, se necesita de suficiente dósis de paciencia, perseverancia, inteligencia, voluntad, tolerancia y valentía; pero todo ésto, sobre una base de justicia, de inspiración en la verdad, sin las cuales no puede haber coherencia, la clave del éxito; que puede tardar, pero se puede asegurar. Todo ha sido cuidadosamente practicado por los líderes cubanos, hasta éste particular momento de crisis en el capitalismo.

El 31 de enero de 1962, en la VIII Reunión de Ministros de Exteriores, celebrada en Punta del Este, Uruguay, los países americanos en la OEA, con la única excepción de Méjico, sucumbieron ante el enemigo de Cuba, prestándose indignamente a la inmoralidad del bloqueo, satanizando persistentemente al sistema y líder cubanos durante todo el trayecto de la Revolución, mientras los Pueblos observaban pacientemente y Cuba resistía valientemente, al tiempo que practicaba, a pesar de todo, la solidaridad aún con los Estados adversos, en un marco de respeto por parte de Cuba. Esta conducta tenía que dar frutos a nivel de las masas, de donde surgirían los nuevos líderes, en la medida que se iban desenmascarando las posiciones "democráticas" conjuntamente con los líderes y partidos "democráticos" cónsonos al Imperio. Hay que destacar el hecho de que en ninguno de los países de nuestra América hubo un liderazgo sólido de los partidos comunistas; ni siquiera Allende en Chile logró el poder gracias a la solideaz de un partido comunista. Esto significa, que Cuba no ejerció ninguna influencia directa para que los cambios que se vieron o los que se están viendo se produjeran, sino que se trata de fenómenos vinculados directamente con las condiciones reales de precariedad social de los países de la región.

De ésta manera llegamos al momento actual: No hay Guerra Fría, los viejos "demócratas" han desaparecido, aunque aún con ciertos bastiones (Perú, Colombia, Costa Rica y El Salvador); la Unión Europea ampliada y con ciertas definiciones, aunque aún conservadora; China convertida en potencia económica bajo un novedoso sistema mixto; Rusia sin el dominio de su PCUS, pero con posiciones dignas ante las pretenciones de Occidente y, por último, una América Latina diferente, desafiante, emprende un esfuerzo serio de unidad regional; un proyecto diferente de aquel que, con el mismo propósito, le redactó Estados Unidos a los presidentes latinoamericanos en la OEA, en 1967, también en Punta del Este, Uruguay, sin que se vieran resultados de ninguna índole. Pero lo más importante sigue ocurriendo ahora: El mismo Imperio amenazante, agresor y provocador de crisis globales, pretende engullirse al planeta por las buenas o por las malas. Es un poder que no se puede subestimar a pesar de los cambios mencionados y a pesar de la mezcla de crisis no se puede pretender acorralarlo con fines de liquidarlo. Hay que poner los pies sobre la tierra; observar de cerca los aprestos militares (Cuarta Flota) y civiles (nueva diplomacia) para romper la pretendida unidad de América Latina y defenderse con dignidad; saber, en todo momento, que la correlación de fuerzas no siempre serán favorables y que nada garantiza que los gobiernos que actualmente tienen cierta tendencia a la unidad, sigan en manos de líderes con esa voluntad y sean sustituídos por sus antítesis. De producirse tal revés, Cuba se verá en apuros, ante un posible efecto dominó.

Ante tal panomara, agravado por las crisis de varias vertientes, Cuba se beneficia de la correspondencia a su solidaridad por parte de los Pueblos que pacientemente observaban, al demostrar que sólo se lanzan piedras contra el árbol que da frutos. Pero ésto no quiere decir que los países de América Latina se hayan vuelto comunistas ni que pretendan serlo; simplemente los vientos soplan en otro sentido, obligando a unos a definirse y a otros a convivir con el entorno, lo cual, de por sí, es también una definición comprendida perfectamente por Fidel y por Leonel. Esto quiere decir que, tanto Fidel como Leonel, saben lo que cada uno representa. Revísece la historia desde la muerte de El Che para acá (si es que se quiere decir que Cuba desestabilizaba gobiernos de la región antes de su muerte), y podrán notar cómo la dipolmacia cubana se ha abierto paso inexorablemente, hasta ganar cada vez más prestigio, siendo el mejor ejemplo el haber desplazado a Estados Unidos, en la ONU, de la Comisión de los Derechos Humanos que la condenó durante décadas. Hoy sólo Estados Unidos se atreve a condenar a Cuba en esta materia. Nada nuevo.

Entonces, ni Fidel está con Leonel, ni Leonel contra Fidel. La visita se inscribe en una especie de protocolo que se aplica a partir de la enfermedad de Fidel, mientras que lo conversado es parte de los nuevos vientos que soplan desde el Sur, que refrescan a mansos y cimarrones en un marco de realidades sociales. Lo que escribió Fidel sobre Leonel, lo percibe cualquier persona inteligente y respetuosa. Y no es para menos, pues se trató de una reunión entre dos personas inteligentes que se respetan mutuamente. Los pronunciamientos de Leonel, principalmente sobre el levantamiento del bloqueo, como lo califica Cuba, o embargo, como lo califica Estados Unidos, tiene mucho que ver con la crisis global, pues es un momento adecuado para el levantamiento. Si una de las causas que señalan los economistas de ambas tendencias y que Leonel también corrobora, es la sobre producción de bienes y seervicios ante una pobre demanda, lo lógico y necesario para los productores de esos bienes y servicios, es que se amplíe el mercado consumidor. Los productores estadounidenses están dejando de beneficiarse del mercado cubano, como también los demás países que no pueden colocar en Cuba mercancías con componentes de fabricación en Estados Unidos. A todos conviene que se levante el bloqueo.

Pero que nadie se haga la ilusión de que Lenoel es socialista o que Fidel ha claudicado, es asunto de pura diplomacia e intereses que, no obstante, no deja de causar ciertas preocupaciones en Washington. Es importante saber cuál será la reacción oficial del establisment; también será importante saber cómo conciliará Leonel sus actividades, discursos y visita a Fidel, con su futura actividad en Washington, así como su obtemperación a la invitación extendida por George Bush padre, lo cual no es nuevo, pues La Romana ha sido escenario de frecuentes encuentros entre ellos. Ante éstos escenarios no podrá pronunciarse en los mismos términos que en Cuba ante Fidel y la prensa internacional que cubrió el evento "Globalización y Desarrollo", o ante los estudiantes que escucharon su conferencia magistral en la Universidad de La Habana, en la cual reconoció la inevitable ocurrencia de grandes protestas populares y la consecuente resistencia de los gobiernos, por los efectos de una crisis cuyas causas y consecuencias sabe explicar con gran fluidez, elocuencia y maestría. No escatimó esfuerzos para calificar al Capitalismo con palabras más propias de izquierdistas bien definidos. Lo que sí estoy seguro que no puede conciliar sus apreciaciones sobre la corrupción, expresadas en Cuba, con las ejecutorias de su gestión en nuestro país. Todo cuanto dijo e hizo en Cuba, contrasta notablemente con nuestra triste realidad. Quizás Fidel ignore los detalles al respecto. Por algo la Diplomacia es una profesión que no está al alcance de los ciudadanos comunes. ¿Es que aún no aprendemos?.

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